La Paraya-Piedrafita

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Datos básicos

15.0 Km
Alta
7 h
Ida y vuelta

Descripción del recorrido

Este es un paso histórico de la Cordillera, un enclave de singular belleza que une las provincias de León y Asturias, y así lo atestiguan desde hace siglos los restos de calzada romana que forman parte del camino.

Disfrutaremos de paisajes abruptos, hermosos valles cerrados, casi inaccesibles, altas cumbres, y bosque, y agua, mucho bosque y mucha agua.

El otoño es espectacular en estos bosques caducifolios, por lo que será buena época para la visita, aunque en verano, el verdor, la sombra, y algunos frutos silvestres también nos harán disfrutar al máximo.

La dificultad de la ruta es moderada debido al desnivel acumulado.
Debemos estar alerta con las cabañas derruidas pueden resultar peligrosas, mejor no intentar entrar o tocar aquello que parezca inestable.


Con la guía interactiva seguiremos el camino sin perdernos y no pasaremos por alto información interesante sobre determinadas zonas de la ruta.

La Paraya - Llananzanes

Nos encontramos en el concejo de Aller, y damos comienzo a la ruta en la localidad de La Paraya, donde el arroyo Llananzanes desemboca en el río Aller. Podemos dejar el coche aquí, o acercarlo hasta la zona de la capilla de Llananzanes, localidad similar y semiabandonada. El trayecto entre ambas, es corto y sencillo, pero siempre agradablemente acompañado por la frondosidad del arbolado.

Llananzanes - Majada La Campanal

El estrecho camino que atraviesa la localidad, nos impulsará en la dirección adecuada para comenzar nuestro ascenso hacia Piedrafita, suave pero siempre constante y con algún repecho.

Discurrirá siempre por la ladera izquierda del valle del Llananzanes, y en muchas ocasiones atravesaremos un majestuoso bosque de hayas, aunque frondosos castaños, robles, avellanos, cerezos... nos acompañarán y apenas dejarán de protegernos con su sombra en todo el paseo.
Cruzaremos algunos pequeños afluentes que dependiendo de la época del año en que vayamos, tendrán mayor o menor caudal.

Al poco de comenzar a caminar, y tras cruzar un pequeño puentecillo sobre el reguero Caoma o Carbazosa, cuyas aguas reflejan el verde y dorado de musgo, helechos, hojarasca..., encontramos la fuente de Roxeco, aunque durante toda la ruta, no nos faltará agua, ya que encontraremos varias fuentes.

Nos llamará la atención esta fuente, por la inusual disposición de su surgencia, y quizás notemos una brisa fría al acercarnos a beber.


Llegando a un cruce, nuestra ruta seguirá por el lado derecho, sin dejar de ascender, y cruzando a continuación un par de regueros más (reguero Las Bestias y reguero Fuxu), mientras el camino va acentuando su pendiente, sin perder la protección arbórea, y los paisajes verticales a los que en cada claro tenemos acceso visual.

Muretes a los lados, cierres de madera, helechales, y algún tramo aún empedrado relicto, de época romana, seguirán con nosotros todo el día.

También encontraremos junto al camino algunas cuadras, en claro desuso, semiderruidas, con alguna que otra sorpresa. Quien sabe si un pequeño lirón se dejará ver, o si crecerán enormes lepiotas donde menos lo esperas.

Entre curva y contracurva, tropezaremos con una enorme roca en equilibrio imposible, y en poco tiempo alcanzamos otras cabañas, pero estás en mucho mejor estado. Se trata de la majada La Campanal.


Majada La Campanal - Piedrafita

Ya hemos ganado altura, y tanto a nuestra espalda, como hacia la derecha en sentido ascendente, las vistas se abren y permiten observar la cabecera del valle de Llananzanes en su esplendor, y el Estorbín de Valverde (2.123 m), majestuoso, coronando el valle, y coronando todo el concejo, es la máxima altura del concejo de Aller, acompañado de algunos otros dosmiles, como el Bolero (2.043 m) y el Cuaña (2.028 m). Hacia atrás (norte), podemos ver parte de la sierra de Fuentes de Invierno, y más allá, al fondo, incluso Peña Mea y las Peñas Negras.

Podemos ver las extensas manchas boscosas, hayedos en su mayor parte en la zonas más altas, y castañares con roble en zonas más bajas o de solana; podemos ver las peladas cimas reino del helechal o el brezal; podremos ver los afloramientos rocosos, algunos caprichosos...


Ya no estamos lejos de nuestro destino, pero aun debemos caminar un rato. Así que seguimos ascendiendo, ya rodeados del hayedo de Rocín, hasta alcanzar el cercano collado, desde donde disfrutaremos las vistas (una vez más), y el enorme circo montañoso al frente, conformado por los picos antes mencionados.

Enseguida cruzaremos otro arroyo, el de San Pedro, que da nombre a la majada cercana, también generosa en rica agua para el camino. En esta majada, podremos ver los restos de un arco, entrada de una antigua capilla ahora inexistente, asociada a la calzada romana mencionada.

Ya tenemos a la vista el indicador inconfundible de nuestro destino, un enorme vértice geodésico que marca el puerto de Piedrafita (1.683 m), y donde, tras ganar su posición al cabo de un último puñado de revueltas empinadas, por fin podemos mirar hacia el sur, hacia las tierras de León, y contemplar los abruptos terrenos que alimentan el nacimiento del río Torío.

Llegado este punto, y tras un merecido descanso, la ruta debe ser desandada tal cual para volver al inicio, más cansados, pero enriquecidos sin duda de la experiencia del día.